Publicado por: https://www.welivesecurity.com/2019/08/23/cyberbullying-what-schools-teachers-can-do/
En estos días, Internet está entretejido en la vida cotidiana de las personas, y la vida de los niños no es una excepción. A pesar de todos sus beneficios, la evolución tecnológica también ha traído, o magnificado, algunos problemas, y el ciberacoso es una de las amenazas más comunes que enfrentan los jóvenes en línea. De hecho, cuando un niño comienza a ser acosado en la escuela, el hostigamiento generalmente continúa en las redes sociales, aplicaciones de mensajería y en otras partes de Internet. Las instituciones educativas pueden pensar que los problemas del mundo digital están fuera del alcance de la escolarización o que no justifican el escrutinio. Sin embargo, el abuso y el acoso en línea a menudo tienen un mayor impacto en las víctimas que el acoso en persona, y sin embargo, pueden ser ignorados hasta que sea demasiado tarde.
Es importante destacar que en Internet todo puede volverse más poderoso. Una publicación en las redes sociales puede llegar a cientos o incluso miles de personas en cuestión de minutos y, antes de que te des cuenta, todas esas personas pueden estar hablando y expresando opiniones sobre la publicación o la imagen. El impacto del contenido abusivo en la víctima aumenta cuando hay un aumento en el número de personas que ven, les gusta, comparten y / o comentan la publicación. De hecho, si el contenido se ha vuelto viral, es imposible detenerlo o eliminarlo, incluso si los agresores se arrepienten de sus acciones.
En una nota relacionada, la sensación de disminución de la inhibición que ofrecen las pantallas y las redes sociales debido a la sensación de anonimato puede hacer que muchos niños se sientan lo suficientemente capacitados para decir y hacer cosas en el mundo digital que nunca harían en el mundo físico.
En este contexto y como una forma de alentar un enfoque proactivo para abordar el acoso cibernético y otros tipos de acoso en línea, aquí hay cuatro principios que cada escuela y maestro pueden aplicar para abordar este problema:
1. Educar a los estudiantes para ser buenos ciudadanos digitales.
Dado que el mundo digital es parte de nuestra vida real, las reglas que se aplican en Internet deberían ser las mismas con las que ya estamos familiarizados en el mundo físico. Al enseñar a los niños sobre el respeto y las convenciones sociales, es importante incluir el ámbito de Internet y garantizar que también se les enseñe cómo comportarse y comunicarse a través de los medios digitales.
Temas como la educación cívica y la ciudadanía deben ir más allá de los límites tradicionales para tocar también la ética, la moral y el respeto en el mundo digital. Los ejercicios y actividades en equipo son otra forma poderosa de lograr que los grupos trabajen juntos como uno solo. El propósito de tales actividades es lograr que todos los miembros de la clase trabajen juntos hacia un objetivo común, utilizando todas sus fortalezas individuales y valorando las habilidades de cada persona para completar una tarea.
2. Priorizar la sensibilización sobre la prohibición
La conciencia es muy poderosa, sobre todo porque cambia las percepciones sociales. En lugar de crear pánico por el uso de la tecnología o difundir malentendidos, la conciencia permite que surja una atmósfera positiva.
Muchas escuelas optan por prohibir el uso de la tecnología, que en realidad puede ser contraproducente ya que los alumnos y estudiantes usarán sus teléfonos de forma discreta. Los jóvenes se identifican con la tecnología y la adaptan para adaptarse a su vida cotidiana. Es por eso que es importante mostrar a los estudiantes cómo pueden usar la tecnología para el bien común, como compartir conocimientos o apoyarse mutuamente. Además, al llevar la tecnología al aula, los maestros pueden centrarse en su uso ético.
3. La solidaridad colectiva en la denuncia del ciberacoso
Un informe de la iniciativa Safe2Tell encontró que, en el 81% de los casos de acoso escolar, algunos grupos de estudiantes habrían sabido sobre un ataque, pero habrían decidido no denunciarlo. En la mayoría de estos casos, el silencio se debe principalmente al temor de convertirse en la próxima víctima o de ser castigado por adultos. En estos casos, los niños necesitan saber que el problema no es la tecnología, sino las personas que la utilizan para fines equivocados. Promover un diálogo fluido y proporcionar un espacio para escuchar también contribuye a que los niños sepan a quién recurrir si se enfrentan a un comportamiento abusivo.
Por otro lado, el abuso en línea puede y debe informarse en las propias plataformas. Todas las redes sociales tienen la opción de informar publicaciones, comentarios e incluso perfiles que perjudican o acosan a alguien. Esta es la única forma de eliminar contenido abusivo en las redes sociales, porque después de recibir una serie de informes, se elimina la publicación o el perfil. Estos informes son completamente anónimos, por lo que no hay necesidad de temer represalias.
4. Diálogo: la base de todo el apoyo.
Los estudiantes necesitan saber a quién pueden contactar antes de que surja un problema. Y en esta área, la confianza es la clave para abrir un diálogo. Una encuesta reciente (en español) encontró que el 25% de los niños y adolescentes creen que sus mayores saben menos sobre tecnología. Esta percepción les hace sentir que sus problemas en línea se minimizan y no se entienden. Los niños consideran que lo que sucede en Internet es muy grave. Sus identidades digitales son esencialmente las mismas para ellos que sus identidades del mundo real. Por esa razón, si un estudiante se acerca a un maestro u otro adulto responsable con un problema en línea, el maestro debe tomarlo tan en serio como un problema similar del mundo real y buscar los recursos para tratarlo.
Es importante recordar que, si bien los jóvenes saben mucho sobre cómo se utiliza la tecnología y cómo funciona, los adultos tienen más experiencia en la vida real. Con esto en mente, explorar temas como los riesgos tecnológicos, la seguridad en Internet y el comportamiento apropiado en línea son vitales para alentar el diálogo. Y es esencial romper el silencio sobre el acoso y el ciberacoso, hablando de casos de ciberabuso y sus soluciones. Al hacerlo, los maestros deben ser claros y empáticos y comunicarse abiertamente con sus alumnos.
En conclusión, si vemos la comunicación digital como parte del pequeño mundo de cada persona, podemos aplicar estos pensamientos expresados por Eleanor Roosevelt:
¿Dónde, después de todo, comienzan los derechos humanos universales? En lugares pequeños, cerca de casa, tan cerca y tan pequeños que no se pueden ver en ningún mapa del mundo. Sin embargo, son el mundo de la persona individual; el barrio donde vive; la escuela o universidad a la que asiste; la fábrica, granja u oficina donde trabaja. Tales son los lugares donde cada hombre, mujer y niño busca la misma justicia, igualdad de oportunidades, igual dignidad sin discriminación. A menos que estos derechos tengan sentido allí, tienen poco significado en cualquier lugar. Sin una acción ciudadana concertada para mantenerlos cerca de casa, buscaremos en vano el progreso en el mundo en general.
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